El presidente Joe Biden ha decidido abordar el alarmante problema de la obesidad en Estados Unidos al facilitar el acceso a medicamentos como el Ozempic, que ayudan a controlar el hambre y el peso. Estos fármacos, aunque eficaces, han generado controversia debido a su uso por parte de personas sin diabetes, lo que ha llevado a desabastecimientos y riesgos para la salud. El Ozempic puede causar efectos secundarios que van desde malestar digestivo hasta complicaciones serias como pancreatitis y reacciones alérgicas graves. Además, la FDA ha emitido advertencias sobre un posible vínculo entre estos medicamentos y un tipo raro de cáncer de tiroides, aunque no se han encontrado pruebas definitivas en humanos.
La obesidad es un problema de salud pública crítico en EE.UU., afectando a más del 42% de los adultos y 20% de los niños. Este aumento en la tasa de obesidad está relacionado con enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes tipo 2. La carga económica de la obesidad es considerable, con costos médicos anuales que superan los $1,800 por persona, lo que representa un gasto total de $173 mil millones en atención médica en 2019.
Además de garantizar el acceso a medicamentos, Biden está promoviendo un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la obesidad, que incluyen desigualdades sociales y económicas. La falta de acceso a alimentos saludables y la prevalencia de opciones ultraprocesadas son factores determinantes en esta crisis. Un estilo de vida sedentario y patrones de alimentación poco saludables, junto con ciertas condiciones médicas y el uso de ciertos medicamentos, contribuyen al aumento de peso en la población.
El reto es complejo y requiere soluciones que aborden no solo las decisiones individuales, sino también los factores comunitarios y políticos que influyen en la salud pública.